Andalucía

Hay políticos instalados en la indecencia. Que se suben a la espuma de las olas de la demagogia utilizando tácticas de propaganda propias de regímenes bananeros que deberían avergonzarles. En Andalucía han robado, nadie sabe quién, casi 1.000 millones de euros destinados a los parados. Tienen la caradura de proclamar a los cuatro vientos que los que tenían que controlar ese dinero han sido los que denunciaron el fraude que se producía en sus despachos. Mienten como bellacos.

Sabían del dinero porque les advertía la intervención de cuentas, y del incremento anual que aprobaban en su red de distribución como una partida opaca que repartían sus conseguidores como caciques en barras de bar y en sobres que recorrían esta Andalucía de los nuevos bandoleros. La tela de araña era consistente, pero un secreto a voces porque el clientelismo siempre da las gracias. Los responsables políticos dicen que están enfadados y sorprendidos por la porquería que les salpica.Yo no me puedo creer que no supieron nada cuando todo el mundo estaba al corriente y las firmas quedaban estampadas en las órdenes de pago.

Era el dinero de los parados en una comunidad azotada por el desempleo y subvencionada hasta el extremo. Gobernada siempre por los socialistas, que no se han privado de nada. Con la parafernalia del poder autonómico, la televisión a su servicio y con pérdidas millonarias. Ahora esa misma Junta aprueba una partida de dos miserables millones de euros para que este verano 50.000 niños andaluces puedan hacer tres comidas al día. ¿Me pueden explicar cómo han llegado a este punto? ¿Su gestión política puede presentar como un éxito de la consejería correspondiente aprobar una partida para evitar el hambre en su comunidad en lugar de pedir disculpas y ponerse colorados?

Por supuesto que los niños tienen que alimentarse. Los andaluces y los de cualquier otro pueblo de España. Pero algo habrán hecho rematadamente mal para que mientras se les escapan 1.000 millones por la alcantarilla de la putrefacción moral nos vendan como éxito las tres comidas para los niños. Es indignante.